EL POETA

El 31 de Octubre se cumplen cien años del nacimiento de uno de los poetas mas grandes del siglo XX.

Pastor de cabras, oficio heredado de su padre, y que no llego a estudiar hasta los diez años, cuando ingresó en el Colegio de Santo Domingo, demostró ya desde su infancia una inteligencia y sensibilidad fuera de lo común para un chaval de su edad.



Su gusto por la lectura sorprendió a sus profesores, hasta tal punto que recomendaron al padre de Miguel le continuidad de los estudios de su hijo, pero no podía ser, y Miguel continuó con su oficio de pastor, alternando con el de repartidor de leche. Durante este tiempo no paraba de leer cuanto caía en sus infantiles manos, pero fue a los quince años cuando se encontró con un grupo de chicos, aficionados como él a la lectura.

Este grupo se reunía en una tahona, propiedad de los hermanos Fenoll, y las tertulias las dirigía un joven de gran cultura y talento llamado Ramón Sijé. Este encuentro entre Miguel y Ramón fue decisivo en la carrera del poeta. Ramón le prestaba libros, en principio de autores clásicos, y posteriormente de poetas modernos, estimulando su vocación literaria. Miguel comienza a escribir versos, llenando cuaderno tras cuaderno, devorando todo el libro que cae en sus manos y convirtiendo a García Lorca en uno de sus poetas predilectos.

Llegado el momento en el que su pueblo se le queda pequeño, y siendo consciente de su potencial como poeta, decide marchar a Madrid, y para ello escribe a otro de sus poetas favoritos: Juan Ramón Jiménez.

“Tengo un millar de versos escritos sin publicar. En provincias leen poco los versos y los que los leen no los entienden...” No se sabe si el poeta contestó a la carta, lo que si es cierto es que a finales de 1931 Miguel se va a Madrid. No consigue ni trabajo, ni que le publiquen sus versos. Se le acaban las pocas pesetas que traía, y con ellas se esfuman sus ilusiones. Regresa a su pueblo y se refugia en la lectura, pero no deja de escribir poemas.

En diciembre de 1932 consigue publicar, por fin, su primer libro PERITO EN LUNAS. Termina también un auto sacramental Quien te ha visto y quien te ve, y Sombra de lo que eras, todo ello de fuertes resonancias clásicas. Por esta época comienza a escribir los primeros versos de EL SILBO VULNERADO.

Surge el amor, y se hace novio de una modista de su pueblo JOSEFINA MANRESA, que posteriormente será su esposa.

Con la fuerza y la seguridad que le brinda el amor, intenta por segunda vez una aventura en Madrid. Esta vez ya no es el adolescente tímido del primer viaje. Conoce a José Bergamin, que dirige la revista Cruz y Raya, en la cual publica su auto sacramental. Esta publicación le abre caminos, y en poco tiempo establece relación con García Lorca, Aleixandre, Alberti, Altolaguirre, Pablo Neruda...

Son buenos momentos para el poeta, que discurren entre Madrid y frecuentes viajes a su pueblo para ver a los suyos. Poco a poco su nombre va cogiendo el prestigio merecido.

En 1935 muere, en Orihuela, su mejor amigo: Ramón Sijé, lo cual motiva a Miguel a escribir su extraordinaria ELEGIA A RAMON SIJE, que provocó el entusiasmo crítico de Juan Ramón Jiménez.

En 1936 se publica su segundo libro: EL RAYO QUE NO CESA, que supone la consagración de Miguel Hernández como el mas hondo y original poeta de la generación del 36.



El éxito del libro se ve truncado por el comienzo de la guerra civil, que sorprende al poeta en Madrid, donde se incorpora al ejercito. Lucha en las trincheras, lee versos suyos a los combatientes, y escapa, cuando puede, a Orihuela para ver a su novia, con la cual se casa en 1937. Fruto de esta unión les nace el primer hijo, que muere a los pocos meses, y en 1939, cercano el fin de la guerra, les nace otro.

En este período Miguel ha escrito dos nuevos libros: VIENTOS DEL PUEBLO y EL HOMBRE ACECHA. En los cuales canta la lucha popular, el amor a su tierra y a España, y el amor a Josefina y a su hijo.

El final de la guerra trae para Miguel una serie de desdichas. Condenado a muerte por su actividad política, le es conmutada la pena por la de treinta años. En la cárcel sigue escribiendo, y cuando recibe una carta de Josefina en la que le cuenta las penurias que están pasando, Miguel escribe uno de sus mas conmovedores poemas: NANAS DE LA CEBOLLA.

Tras varios traslados de prisión, es por fin llevado al penal de Ocaña, donde escribe el CANCIONERO Y ROMANCERO DE AUSENCIAS, que permaneció inédito hasta después de su muerte.

Un nuevo traslado de prisión no le hace perder su buen humor, y escribe a Josefina: “sigo haciendo turismo”. No piensa mas que en ella y en su hijo: “ Me paso las horas muertas pensando en ese hijo y en ese porvenir que hemos de traerle, tu con tus cuidados, yo con mis esfuerzos. Quiero un porvenir hermoso para nuestro hijo”.

En julio de 1941 es trasladado a la cárcel de Alicante, y puede ver mas a su esposa e hijo, pero en noviembre enferma, y no recuperado aún se contagia de tuberculosis. Es el principio del fin.

El 28 de marzo de 1942, el poeta agoniza, y dice sus últimas palabras: “ Josefina, hija, que desgraciada eres”

Sus restos yacen hoy en el cementerio de Alicante, con una sencilla lápida que dice: Miguel Hernández. Poeta. 1910-1942.

Ante la tumba otro gran poeta como fué Vicente Aleixandre, dijo:

"Tu, el mas puro y verdadero, tu, el mas real de todos, tu, el no desaparecido"

Y es cierto, el recuerdo y la poesía de Miguel Hernandez estan hoy mas vivos que nunca. Su obra se publica y se traduce a numerosos idiomas. Su voz, ardiente y pura, sigue escuchándose con emoción: la emoción de la verdadera poesia.

(Textos de Jose Luis Cano, en 1975)

Buscar